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domingo, 14 de enero de 2018

Reseña: Pellizcos on the road

Buenas tardes lectores,

Hoy os traigo una nueva reseña, nada mejor para acabar la semana. Es un libro que tenía muchas de leer, pero que por falta de tiempo no me había podido, hasta que como por arte magia una de sus autoras no dudó en realizarme ese enorme regalo, desde aquí mil gracias Dona Ter.

Se esta haciendo una costumbre que dependiendo de la temporada del año, ambas autoras, Dona Ter y Lara Rivendel nos regalen esos pellizcos que acaban encogiéndote el corazón. Relatos que ofrecen una amor limpio, claro y lleno de sorpresas. En esta ocasión nos ofrecen dos nuevos relatos lleno de esas pequeñas causalidades de la vida, que nos hacen tomar caminos diversos. 


https://www.amazon.es/Pellizcos-road-relatos-Lara-Rivendel-ebook/dp/B078P3MBLH 

  Dona Ter y Lara Rivendel ☁ Pellizcos on the road Autopublicados
 

viernes, 3 de marzo de 2017

Más allá



¿Pensabais que no subiría entrada? MEEC, ERROR. Aquí estoy, pero esta vez no con una reseña o noticias, no, esta vez me he animado a subiros alguno de mis escritos, de esos que en transcurso de vagón a vagón me da por reflexionar. Solo espero que os guste. Os leo más abajo.





MÁS ALLÁ



Miras hacia atrás y ves que el tiempo pasa, que nada es como antes, que incluso al que creías conocer profundamente, ves que también ha cambiado, que ya nada es igual. Pero es que tú también debes mirarte al espejo. Tú tampoco eres quien creías y seguramente esos cambios, esas experiencias y nuevos caminos, han hecho de ti una persona diferente. Son cambios que te producen un bajón existencial, preguntándote quizás a dónde vas o a donde te gustaría ir ¿Qué hubiera pasado si hubieras cogido ese camino y no el otro? ¿Y si…? Frases que ahora son incompletas. No pasa nada. De nada vale mirar atrás. Nuevos caminos se abrieran a ambos lados y esas personas que creías conocer quizás no te acompañen. No desesperes. La gente irá y vendrá, por eso no debes de preocuparte.

Todos cambiamos, solo procura siempre cambiar a mejor y lo malo que no te ate. Vuela lejos, alto. Que no te preocupe tu espalda, solo tu frente. Hay tantas vidas que uno puede inventar, que puede construir. Aunque recuerda, a veces los caminos son atajos, pero otros son paredes colosales, difíciles de saltar, de evitar. Puedes coger impulso y comprobar que hay al otro lado de la pared o simplemente buscar otro camino, aunque quizás no te suponga la misma satisfacción. Por lo que intentándolo, juégatela y solo, quizás, lo que haya más allá…




miércoles, 14 de diciembre de 2016

Pellizcos de Navidad



¡Buenas, soñadores!


Ya estamos en el ecuador de la semana y que mejor que una nueva recomendación para empezar hoy mismo, o para hacerlo este fin de semana si no tenéis ninguna lectura pendiente.

 
 

martes, 18 de octubre de 2016

¿Real? Real: Halloween



¡Buenas noches, soñadores!


Hoy en vez de tener una nueva reseña, os traigo la entrada conjunta de la iniciativa en la que llevó ya dos meses ¿Real? Real. En esta ocasión la he realizado con Andrea del blog Lluvia de Libros. Para este mes la temática no podía ser otra que Halloween y para ello, mi compi y yo hemos decidido hacer una historia corta, un thiller que os pondrá los pelos de punta, o eso esperamos.


La primera parte la encontraréis aquí y la segunda solo pinchando en la flecha del final o acá







Una víctima de la línea ley

lunes, 27 de junio de 2016

La Atlántida #4

Dicho eso todos los allí presentes desaparecieron dejándome con la carta quemando aún en las manos y sin poder creer que nada de esto fuera cierto. 

A la mañana siguiente sin apenas haber podido dormir la noche anterior, cuando bajé, los Guardianes de la Noche estaban esperándome con su coche de patrulla de tono negro metalizado. Tras indicarme que subiera y sin tardar en hacerlo, salimos de allí, despidiéndome de mi antiguo barrio, quizás fuera la última vez que lo veía a no ser que me expulsaran, algo que deseaba que hicieran.

-Póngase esto - me ofreció uno de los guardias cuando casi habíamos llegado al Parlamento. 

Era una camisa dos tallas más de la mía de color gris, los pantalones de igual color, los cuales tuve que remangar para no pisármelos cuando bajara del coche. Había tardado más de una hora en decidir que ponerme para esta mañana, para acabar como si fuera una presidiaria. 

Cuando hubimos llegado al Parlamento, el enorme edificio me dejó sin palabras, su estructura grisácea te provocaba sentimientos poco apacibles, como la rigidez, disciplina y sobretodo temor. 

Este estaba atestado de gente, chicos de más o menos de mi edad entusiasmados porque las puertas se abrieran y poder así comenzar una nueva vida. 

Los guardias que me habían acompañado ahora formaban parte del resto de sus compañeros quienes controlaban que ninguno de los nuevos jóvenes pudiera escapar, algo bastante irónico cuando la mayoría de los presentes deseaban estar allí. 

-Hola - me saludó un chico pelirrojo dos cabezas más grandes que yo-. ¿Entusiasmada por estar aquí? 

-La verdad es que no - dije sin dejar de observar todos los que allí estábamos. 

Llegué a la conclusión de que los que iban con una sonrisa en sus caras eran de familias adineradas, para las que sus hijos o hijas estuvieran allí era un gran honor. 

-Ya somos dos, pensé que iba a ser el único - sonrió divertido ante lo que le había dicho.- Soy Ringo. 

-Erín - nos dimos la mano como si de amigos se tratara y nos quedamos allí en silencio observando cuanto sucedía. 

A las 8.00 en punto las puertas del Parlamento se abrieron y ante nosotros apareció el presidente, Vandeveer, un hombre alto con el pelo negro engominado, un traje impecable y una pose demasiado autoritaria. La edad que podía tener era de apenas treinta, pero sabía perfectamente que Vandeveer llevaba más tiempo en el poder, sus ojos denotaban vejez, una vejez que el resto de su cara no presentaba, ¿Qué estaba pasando ahí? 

A su lado se posicionó una mujer igualmente uniformada con los tonos grises y que llevaba una carpeta donde parecía apuntar cuanto veía, y al otro lado del presidente un hombre vestido exactamente como un Guardián de la Noche, debía ser el jefe. 

El presidente se acercó a un atril, diferenciado así el poder que existía entre los seleccionados y las fuerzas del Estado, y comenzó a hablar: 

-¡Bienvenidos, seleccionados! Me alegro de contar este año con más que otros años, enhorabuena a todos los que hoy estáis aquí, espero que estéis preparados porque a partir de hoy vuestra vida cambiarán para mejor… 

Entonces unos ruidos se oyeron al lado nuestro, solo se escuchaba a un chico gritar sobre que no quería estar ahí, que ese no era su sitio, que todo esto era una estafa y lo siguiente que se oyó fue un disparo.

Mis músculos se tensaron, no podía ser cierto lo que acababa de escuchar, miré a Ringo quien miraba con desprecio lo que acababa de suceder.

-Dime que no ha… 

-Sí - volvió a mirar al frente y no volvió a hablar.

Por el contrario el presidente siguió con su discurso, sin mencionar siquiera lo que acababa de suceder, pero mi mente no hacía más que pensar en lo que acababa de oír ¿Podía ser cierto? ¿Acababan de matar a un seleccionado? Me daba que Jamie se había dejado algo por contarme. 

-… ¡Disfrutad de cuanto se os ofrece y de nuevo bienvenidos!

El discurso había acabado y ahora entrabamos todos en el Parlamento, mis pies andaban por inercia, empujados por la marea y si no hubiera sido por Ringo habría desaparecido entre la multitud pisoteada.

-Bienvenida al Parlamento - susurró Ringo en mi oído, demasiado bajito para que cualquiera pudiera oírnos. 

“Bienvenida Erín”.

lunes, 13 de junio de 2016

La Atlántida #3



-Sí, claro, si no recuerdo mal tiene los 23 años que se necesitan, estás en buena forma, ¿Por qué no te iban a llamar?

-¿Y por qué no lo iban a hacer contigo? – le devolví la pregunta quitándome así de ser el centro de la conversación.

-Fui llamado hará dos años, y tras presentarme en el parlamento no conseguí pasar la siguiente prueba.

-¿Prueba? – pregunté otra vez.

Jamie pilló al momento que no sabía de que hablaba.

-No es tan fácil que un seleccionado pueda llegar a ser Guardia de la Noche, tiene que pasar por distintas pruebas, la primera es psicológica, te conectan a un programa en el que tienes que elegir la opción correcta y si no es así estás descalificado, más tarde hay una prueba física, más bien de resistencia, y después de ello hay otra prueba, la última, la que te hará ingresar, y es que demuestres porque tienes que estar allí.

-Es impresionante que tengas que pasar por tanto, ¿en qué fallaste? – pregunté con demasiada curiosidad como para acallar mi vocecilla interna.

-No di la talla, elegí en la prueba psicológica algo de lo que me era incapaz de desprenderme…- sus ojos azulados se entristecieron y después de ello desapareció dando por finalizada la conversación.

El resto del día pasó sin ningún altercado, por lo que a las doce de la noche mi trabajo había acabado, tras despedirme de todos, salí de nuevo a la calle, en donde todo ya estaba oscuro y silencioso. 

Fui a paso ligero, aún me quedaban dos horas de regreso a casa y no había ni un alma, exceptuando a los Guardianes de la Noche quienes patrullaban, pero al pasar el límite de la zona media, estaba más que sola.

Por la noche era cuando mi mente creaba seres inexistentes haciendo que en ocasiones echara a correr, con el fin de alejarme de lo que fuera que me perseguía. Cuando ya estaba en frente de casa, numerosos Guardias de la Noche estaban apostados allí, ¿Qué había pasado? ¿Otro asesinato? Los asesinatos en estos tiempos eran demasiado frecuentes de lo que nos gustaría reconocer, la gente se volvía loca, su cerebro cambiaba, quizás debido a la presión, quizás a que no eran lo que esperaba, a saber.

Me fui acercando al portal e intenté no mirar a los Guardianes pero no tardaron en prohibirme el paso.

-¿Erín Melton? – preguntó un fornido guardián aún con su casco puesto, evitando que pudiera ver su rostro.

-Sí – dije lo más valiente que pude, aunque mis piernas temblaban.

-Aquí tiene - me ofreció una carta, la cual no tardé en coger.

La carta tenía estampado el sello del Parlamento, ¿Qué se suponía que era?

Los guardias no se movieron hasta que finalmente me decidí a abrir la carta.

“Estimada señorita Melton:

Nos congratula informaros que habéis sido seleccionada para los Guardianes de la Noche, la esperamos mañana a las 8.00 am en la puerta del Parlamento junto con el resto de los seleccionados.”

La carta terminaba con el mismo sello.

No podía ser ¿Seleccionada? ¿Yo? Era imposible, había oído que alguna vez uno o dos de clases bajas eran seleccionados pero ¿Yo? Debía de ser una auténtica pesadilla, yo no quería ingresar, a mi me daba igual los Guardianes de la Noche, solo quería seguir con mi apacible vida, en donde me levantaba, trabajaba y volvía a dormir, sin haber tenido ningún altercado.

Antes de que mi mente pudiera seguir alucinando, el guardián que se había acercado en un principio a darme la carta, habló de nuevo.

-A las 7.30 am, estaremos esperándola aquí mismo, y ni se la ocurra desaparecer, es considerado un delito y tiene como consecuencia la muerte.






¿Qué pasará ahora? ¿Qué decidirá Erín?


lunes, 6 de junio de 2016

La Atlántida #2

Buenos días, soñadores

Tras el intenso día de ayer, al final puedo subir lo prometido, la segunda parte de este relato.




Me duché rápidamente, dejando secar mi pelo de manera natural y tras salir me coloqué mi uniforme en tonos naranjas, que reposaba en una de las sillas del habitáculo. Después de ello no tardé en precipitarme fuera de la “casa” y bajar por las escaleras del edificio, algo putrefactas, al haberlas hecho de madera, un pequeño fallo de nuestros “súper” científicos.

Salí a la calle, y la realidad me dio de golpe como cada mañana, siempre era lo mismo, el mismo paisaje, la misma gente… Tenía que decir que vivía en un barrio bastante malo y con bajo poder económico, donde la gente que no tenía un techo donde dormir tenían que hacerlo  en la calle y ni que decir de la comida, que tenían que buscar en los cubos de basura para poder sobrevivir un día más. Era un barrio algo tenebroso donde hacía años que no pasaba un equipo de limpieza y los pocos edificios que había, estaban en ruinas, pero eso sí, baratos.

Desde que el Estado creó a los Guardias de la Noche, unos policías avanzados en materia de armas tecnológicas y con poco diálogo, habían sido retirados todos los mendigos e indigentes a los barrios más marginales o de menor nivel económico, dejando las calles del centro de la ciudad y los barrios más modernos y ricos limpios de la calaña, cumpliendo así con el eslogan de la ciudad “Trabajamos para un mundo mejor”, ¿Pero hasta que punto?

Tardé más de dos horas en llegar al trabajo, quedaba casi al otro de la ciudad y como tampoco me daba el dinero para ir en transbordador, el único transporte en el cual cabía más gente del que uno podría esperar, tenía que ir andando y por ello levantarme cuando el sol acuático apenas había despuntando, pero me venía bien, me gustaba andar y ver cosas en las que antes no me había fijado.

En cuanto estaba llegando a los barrios de clase media, el bullicio de la gente se comenzó a oír, los niños berreaban al no querer ir a clases, los padres corrían ya subidos en sus coches y los demás, que íbamos andando nos íbamos empujando, con el único fin de llegar antes a nuestros respectivos trabajos.

Me paré justo enfrente de un kiosco virtual donde se ofrecía la información de hoy:





Cierto, se me había olvidado el día que era hoy, jóvenes nuevos serían seleccionados, una noticia de la cual estarían todos atentos a lo que sucedía a lo largo del día, era un acontecimiento que sucedía cada cuatro años, que consistía en reclutar nuevos chicos y chicas para misiones futuras fuera de la cúpula y descubrir nuevos mundos, o eso es para lo que decían que servían, pero últimamente había muchas cosas del estado que no se decían o mejor dicho, no se quería que se supiera.

Eché un último vistazo al resto de noticias pero todos hablaban de lo mismo, seguramente mañana cuando pasara, sabría quienes habían sido los elegidos.


Cuando llegué al trabajo mi jefe me miró con cara de pocos amigos, para él nunca era demasiado pronto para abrir y eso que una simple hamburguesería: varias mesas, sillas, un mostrador y la cocina. Todo ello decorado con tonos submarinos desde el azul cielo hasta el azul transparente.

-Buenos días - dije pasando por su lado para dirigirme detrás del mostrador.

-¿Has visto la cola que hay? – preguntó de malas maneras situándose enfrente mía.

-No sé como repetirte que vivo lejos de aquí, y me levanto lo más pronto posible para cumplir con este trabajo.

-Pues mañana más pronto jovencita.

El jefe era un hombre de mediana edad que se creía el amo y dueño de todo cuanto tenía y sobretodo contrataba, por lo que a veces se olvidaba de que éramos humanos. 

-Buenos días, Erín - me saludó Jamie, un chico rubio de ojos azules, quien me ayudaba con los pedidos y a veces con la caja cuando había demasiada gente.

-Buenos días - le contesté devolviéndole el saludo.

Y así, comenzó un día duro de trabajo, a diferencia de otros días la gente solo hablaba de una cosa, los seleccionados. Por lo que se oía ya habían sido llamados a presentarse mañana al edificio del parlamento donde comenzaría su instrucción.

-¿Tu no albergas la esperanza de que te llamen? – me sorprendió preguntando Jamie.

-¿A mí? – le miré sin entender que quería decir.



¿Será seleccionada? Continuará... 


Con que más puedes soñar

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